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De amigos y referencias

  • tintaytal
  • Jul 2, 2023
  • 4 min read

Desde que era pequeña he sido muy parlanchina. Hablaba con todos y de todo. A veces me separaban del resto de la clase a una esquina y hubo otras que hablaba con la pared para demostrarle a la maestra que no me había vencido. Mi mamá siempre me dice que baje la voz y que no sea tan confiada. Todos esos atributos antillanos, sin embargo, me han ayudado en el ámbito laboral dentro de esta islita minúscula. Es decir, siempre he estado rodeada de amigas y amigos profesionales. Y como la vida para mí ha sido benevolente en muchas ocasiones he podido trabajar con mis amigos, he tenido trabajo por su recomendación, y crear nuevas amistades en otros trabajos.


A mi primer trabajo me recomendó Luz Z Bonilla. A ella yo la reconocí en noveno grado (porque no se acuerda que estudiamos juntas en elemental) y desde los noventa hemos fortalecido una amistad inquebrantable. Luego fue mi supervisora inmediata en el parque ecológico Punto Verde, por un tiempo fui su asistente y ahora colaboramos en Parques Imaginarios, yo como editora, y ella como fundadora de tan increíble proyecto.


En otra ocasión, Michelle Deliz, otra amiga de vida, me invitó a trabajar con una fundación familiar y allí reconocí a Lulu con quien hicimos una dupla poderosa y aún disfruto de su amistad. Esa familia en realidad es una tribu a la que me gusta pertenecer y que a través de ella conocí uno de los más lindos errores y compañeros. En ese tiempo adquirí mi primer carro y aprendí a hacer hummus como los israelitas.


Antes de Punto Verde, cuando hacía mi primera maestría solicité estudio y trabajo y me entrevistó Rose Marie Santiago Villafañe. El trabajo ella se lo había dado a otra estudiante, pero me dijo después que habíamos entrado en confianza que me contrató a mí porque le caí bien y sintió una química distinta. ¡Qué mucho disfruté y aprendí en ese trabajo! Fue Rose Marie la profesora que me recomendó para la beca también de estudio y trabajo con la Real Academia Española a través de la Fundación Carolina. Me dijo que la beca restringía la edad de entrada a los 31 años y que si ella tuviera mi edad, la que iba fuese ella. Rose me ayudó y motivó mucho en el proceso en ese y en mis estudios de traducción bíblica en Suramérica. Atesoro las conversaciones, consejos y risas que tuvimos en esa oficina con Sandra otra colega lingüista. Así que si de consejos de cómo ser buena jefa se trata, buscar a Rose Marie.


En España conocí a Lucía Orsanic, quien vino a visitarme al Caribe desde Argentina y se quedó por amor en Puerto Rico. Entonces como profesoras las dos terminamos trabajando juntas en la Universidad. Luego de la Academia llegué a parar en el periódico como correctora, invitada por José Alberto Santiago Espinoza compañero de estudios en Lingüística. Allí también reconocí a amigos como Ana María y Christian, Héctor Aponte y a otres periodistes.


Después del periódico me dediqué a ser profesora a tiempo parcial en las principales universidades del área metro: UMET, UPRRP y USC. La situación social y económica de la isla nos obliga a muchos profesionales a aceptar mucho trabajo por poquísima paga y ser asistentes administrativos, sicólogos, trabajadores sociales, crear contenido educacional y cumplir con fechas dentro y fuera del salón de clases.


En el año de la pandemia Lara Caride, TED influencer, profesora y Comunicadora me escribió para decirme que había visto una oferta de empleo “que se parecía a mí”. Para eso ya trabajaba a tiempo parcial en Sagrado, cuando parecía que no me volverían a llamar de la UPR, porque habían cambiado de directora y habían empezado a cortar presupuestos. Así que pregunté y sí, me confirmaron que era para el puesto de especialista de lenguaje que me habían visualizado cuando solo era un proyecto pensado. Que escribiera con copia a la directora. Hice eso, llamé, escribí, agradecí en el walking closet, donde recibí la oferta, me preparé para la entrevista me entrevistaron y me contrataron. Fui la primera de un grupo de cuatro. Conocí personas talentosísimas, que hoy quiero llamar amigos. Y luego de muchos años volví a tener un trabajo estable a tiempo completo y dejé a un lado la freelancer.


Entonces regresa Zelma. Quizás todas estas letras sean un intento de agradecerle y recordarle lo genial que es. Ella y yo estudiamos juntas en la maestría y luego trabajamos juntas en la antes UMET. Luego de casi cuatro en la Universidad de Sagrado Corazón y más de 15 enseñando, mi vida como educadora da un giro interesante. El 1 de julio empecé como Instructional Designer en la New Mexico State University. Zelma lo tuvo claro desde hace mucho tiempo: siempre me recordó que somos polifacéticas y talentosas, responsables… que merecemos mejores salarios y ser respetadas por nuestros superiores, trabajar en un ambiente de armonía y cordialidad, y que puedo monetizar mis talentos. También me “cocheó” para hacer una entrevista en inglés para una posición en la que no he trabajado, pero ya voy a mitad de estudios doctorales. Así que gracias, amiga, gracias, amigos por la complicidad, por recomendarme, porque nos validamos unos a otros a pesar de la invisibilidad que algunos tratan de poner sobre nosotros, por la lealtad y la cofradía. Me alegro de sus éxitos bien ganados y los míos. Porque que seamos buenos amigos es solo un complemento a todo lo estudiado, luchado, trabajado a pulso.


 
 
 

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© 2021 Tayra A. Wallé Rosado

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